TIEMPO GARDEL

     Es el título de la publicación que, el 24 de junio de 1966 vió la luz editada por “Ediciones El Mate”, bajo una idea de Cátulo Castillo, como homenaje al máximo intérprete de nuestra canción popular.
Cosasdebarrio, en su versión digital, se asocia hoy al recuerdo del ídolo, ofreciendo a los visitantes de su página el poema Palabras para Carlos Gardel que inició aquella publicación. Dice así:
Despertaba la calle tirada en la vereda
Con los verdes pregones nacidos en la orilla.
Por la ochava rosada, desparramó ginebras
el compadre “ranero”, de pinta y contra pinta…
Alguien llegó al lunfardo de la “gayola rea”
y se trepó en los “bondis” trajinados del alba.
Tarareaba en silencio para lejanas grelas,
asomado a la gracia redonda de su cara…
La madre era francesa: doña Berta. Un misterio
que llegó hasta la esquina del Mercado de Abasto.
Esperaba en las noches, tejiendo y destejiendo
un sueño largo y dulce, que se llamaba Carlos…
-¿De qué portero antiguo, llegaste vos, tropero,
debajo de tu pelo, crecido en tu sonrisa…?
(Desde aquel sur de Francia nos tiraron un tejo
que guardó en sus rayuelas, la calle desprolija.)
-¿Quién te dio esa guitarra…? ¿Quién te prestó una copla…?
¿Dónde fue el primer día…? ¿Quién te enseñó esa magia…?
La gracia taumaturga que dibujó tu ropa,
¿fue -acaso- aquella misma que dibujó tu estaampa…?
Llegan viejos curdelas de caña y pippermint.
En alguna trastienda del ayer, está “Pepe”.
“Jailaifes” de otras cepas, van al Armenonvil,
y tras cartón y salto, le cuerpiás a la muerte…
Ya la antigua milonga de Betinotti calla.
Ya Gabino se esfuma tras su piel, y ha llegado
con canyengue de exámetro, la compadrada parda
de un grito que se planta con “nueve”: Mano a mano”…
Y crece entre las calles asfaltadas del centro.
Cruza en viejas berlinas, la noche del “fas-tras”.
Blanqueando en paño oscuro, se hace paloma el cuello,
El oro con la seda; los besos y el champán…
Ya se clavó tu nombre sobre el cielo del tiempo
Y un duende legendario nos ahorró tu vejez.
Como una estrella en llamas, tu presencia está ardiendo,
quiebra un tango la noche de truco y almacén…
Te quemaron los dioses, caminante del viento,
y estás solo, allá lejos, vencedor de la trampa.
Te tutean los ángeles. Para verte, en silencio,
se detiene la Muerte. Se hizo estrella la lágrima…CATULO CASTILLO

También podría gustarte Más del autor

Los comentarios están cerrados.