Una muestra de fotografía destaca lo mágico del barrio de Once cuando se cierran sus persianas. En el espacio de arte de la AMIA, la exhibición “Once” da cuenta de uno de los lugares más simbólicos de la Ciudad de Buenos Aires.
Técnicamente Once no es un barrio. No forma parte de los 48 barrios oficiales en que la Ciudad está dividida. Es una abstracción, algo así como una república separatista que logro independizarse para ofrecerle al visitante un oasis variopinto de colores, formas y objetos propios.
Al igual que Abasto y Congreso forma parte de Balvanera. Es un barrio informal e imaginario que se constituye a partir de un elemento en particular: la estacion de tren. Es entonces, la estación y sus alrededores lo que le da vida y magia a un espacio dedicado casi en su totalidad al comercio mayorista y minorista. ¿Pero qué sucede cuando las persianas tocan el piso?, Cuando los comercios dejan de funcionar y esta suerte de “dimensión paralela” donde el bullicio y el gentío son moneda corriente durante las primeras horas del día hasta las últimas de la tarde. Estas preguntas fueron lo que motivaron a Maximiliano Vernazza cuando decidió, hace tres años, fotografiar este particular espacio de la Ciudad.
Durante un tiempo prolongado visitó el barrio tomando fotos. Alrededor de las últimas horas de la tarde Once cambia: el bullicio merma, la cantidad de personas disminuye, los negocios bajan las persianas. El barrio muta. Esa mutación, difícil de percibir con claridad, es la que le atrajo a Vernazza. Así nació Once, la muestra que se expone en el Espacio de Arte de AMIA hasta septiembre.
“Vernazza viene del fotoperiodismo, y con este trabajo se enfrentó al desafío de retratar un territorio donde no hay noticias, no hay personajes en movimiento, no hay conferencias de prensa,” explica Elio Kapsuzk, director del área de Arte y Producción de AMIA y curador de esta nueva muestra.
Las fotografías de Vernazza muestran eso que no se ve en las horas más desequilibradas del día: grafitis, afiches publicitando boliches, carteleras abandonadas, prostitución, viejos hoteles y hasta bares que aparecen solo en la noche.
Todo esto, según el artista, hace de Once algo más que un barrio. Once es un concepto, y en esta muestra queda claro.
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