Nueva Pompeya

Puente Alsina.[[ Debe su nombre a la Basílica y Santuario Nuestra Señora del Rosario de Pompeya, levantada en mil novecientos por religiosos capuchinos. Hasta ese momento, se lo conocía como distrito de las Ranas o bien del Bañado. Esto es debido a que está situado en tierras anegadizas, al lado del Arroyo, curso de agua que apunta el límite sur de la urbe. Tenía escasísima población, con fama de pendenciera y peligrosa. La mayoría, trabajaba en el matadero de ganado situado en lo que es hoy en día el vecino distrito de Parque de los Patricios. El término “rana”, en el argot de la ciudad de Buenos Aires, designa al hombre listo, taimado, y se supone que esos eran atributos de los habitantes del distrito “de las Ranas”.
La presente avenida Sáenz que lleva el nombre en honor al sacerdote y primer rector de la Universidad de la ciudad de Buenos Aires doctor Antonio Sáenz era llamada “avenida de los Huesos”, por la enorme cantidad de huesos de vacunos, fallecidos ya antes de llegar al matadero.
En la zona había numerosas pulperías, guardes en las que se vendía bebida, frecuentadas por cuchilleros, arrieros y guitarristas. Una de ellas, la pulpería de María Adelia, tenía un patio tan grande que sirvió como centro de salud de campaña en los combates de mil ochocientos ochenta entre facciones que disputaban a favor y contra transformar la urbe en capital federal. Otra pulpería conocida fue La Blanqueada. Las dos se preservan como museos.

Plaza Nueva Pompeya, situada en la calle Traful y Av. Sáenz.
A principios del siglo veinte empezaron a morar el distrito los obreros industriales, gracias a la política de loteo (venta de terrenos) a bajo costo. En esa temporada un conjunto de jóvenes vecinos creó el Club Atlético Huracán, mas a los pocos años terminaría instalándose en el anexo Parque Patricios y en la actualidad es identificado con dicha jurisdicción.

Con el correr del siglo la zona desarrolló su actual aspecto edilicio. En mil novecientos treinta y ocho se edificó sobre el Arroyo un puente adornado con arcos y columnas de mampostería de estilo neocolonial. Propio del distrito, fue llamado primero Puente Alsina y después Puente José Félix Uriburu. Se construyeron casas de una sola planta, unifamiliares, a las que se sumaron, a fines de la década del treinta, la inauguración del Círculo Católico de Obreros sobre un predio de ocho mil treinta y cinco m² en la avenida Sáenz al mil trescientos cuarenta y dos cedido por la Municipalidad de la Urbe de la ciudad de Buenos Aires a través de la Ordenanza diez y ciento noventa y uno del 30/12/1938 y en el año mil novecientos cincuenta y dos la inauguración de un natatorio de veintisiete metros de largo y doce metros de ancho. Hoy día dicho predio es administrado por uno de los clubes barriales más referentes de la zona, el Club Social y Deportivo Franja de Oro. Hay poquísimos edificios de departamentos en el distrito.

La Colonia.
El distrito es atravesado por numerosas líneas de colectivos, la mayor parte de las que transita la avenida Sáenz, que une Nueva Pompeya con el distrito bonaerense de Valentín Alsina, asimismo industrial. En una y otra ribera, los frigos y los establecimientos metalúrgicos empezaron a cerrar en las décadas de mil novecientos setenta, mil novecientos ochenta y mil novecientos noventa del siglo pasado, debido a las políticas económicas que influyeron de manera negativa en la producción. No obstante, depósitos industriales, galpones, talleres, sostienen un rasgo que caracterizó la zona.
La Villa veintiuno es un distrito de urgencia, tiene una parte en Nueva Pompeya, está formada por población criolla y también inmigrantes. El distrito Espora es de departamentos económicos en los que viven más de ochocientos familias.
La llegada de los inmigrantes providentes de la problemática Europa, trajo aparejado su desembarco en el entonces llamado “Pueblo de la Capital Federal” colonizaron la zona sur de la urbe donde el día de hoy se hallan aparte del distrito Nueva Pompeya, los distritos de La Boca y Barracas, edificaron sus residencias precarias (alfoces), y también empezaron sus nuevas vidas en el subcontinente de Sudamérica. Los orígenes del tango proceden de esa masa de inmigrantes que llegaron a la urbe, el tango se empezó bailando sin pareja en las riberas del río Matanza, en donde el día de hoy se halla situado el puente Alsina, entonces, a mediados de los años mil novecientos treinta se empezó a danzar en pareja en una tangueria situada en el rincón de Corrales y Av. La Plata en el distrito de Nueva Pompeya, con el correr de los años se formaron históricas tanguerias como el histórico Bar el Chino.
Mas asimismo hubo míticos personajes históricos como Homero Manzi. La alcurnia tanguera del distrito es debida en una gran parte a este gran letrista quien supo asimismo incursionar en la política, en la Unión Civil Radical. Manzi llegó de la provincia de la ciudad de Santiago del Estero, vivió, estudió y compuso sus obras en el rincón de Centenera y Tabaré, allá, donde el día de hoy se halla el mítico Bar el Buzón. Con el correr de los años el recuerdo popular quedó plasmado en pinturas históricas recordando lo que fue y va a ser siempre y en todo momento, la cuna del tango mundial. En la citada esquina de la avenida Del Navío Centenera y la calle Tabaré, hay un mural que contiene la letra del tango “Mano Blanca”, festeja y recuerda a Manzi, mas primordialmente resalta que el sitio ha entrado en la historia de leyenda.

Conforme cuenta la historia, en la urbe de Pompeya (Italia), el últimamente santificado Bartolo Longo, halla un cuadro que estaba a puntito de ser lanzado al fuego debido a su deterioro, al observarlo, queda pasmosamente enamorado de él. En él se hallaba representada la Virgen del Rosario y a sus costados estaban Santurrón Domingo y Santa Catalina de Siena, actuales nombres de calles del distrito. Enamorado del cuadro y ferviente devoto de la Virgen María, empieza a propagar su culto. Tiempo después le une al sitio el nombre, para llamarla “Virgen del Rosario de Pompeya”. El catorce de mayo de mil ochocientos noventa y seis se pone la primera piedra bendecida para la construcción de una capilla en un terreno que fue donado por las señoras de San Vicente de Paul de la parroquia de San Cristóbal su construcción, dirigida por el arquitecto técnico y pintor Augusto César Ferrari, fue hasta el veintinueve de junio de mil novecientos cuando fue estrenada la iglesia en el año mil novecientos cinco se convirete la iglesia en parroquia. Se resalta por sus sobrias líneas de arquitectura neogótica, y se presenta como una pieza armónica.
Tiene una sola torre de altura. Ventanales en ojiva con fantásticos vitrales de origen alemán en forma de arco ojival representan los 15 misterios del Beato Rosario. Pequeñas torrecillas a los laterales con verja de artístico hierro forjado. En la ambientación de las naves se observan esculturas religiosas y pinturas al óleo. En las paredes se hallan cuadros de hechos históricos y en el techo su realización es de madera en listones. En el centro del patio hay un monumento-fuente en bronce de la Virgen de Pompeya. Múltiples unas partes de la iglesia son réplica de los restos de la destrucción de la urbe de Pompeya. Al proyecto original de una nave se le añadió en la década del veinte otra lateral, debido a la enorme cantidad de fieles. Además de esto tiene un reloj que se sitúa en la parte superior el que fue traído por el padre Agustín de Pamplona desde España en el año mil novecientos veintitres. Fue en el año mil novecientos treinta y cinco cuando las campanas empezaron a sonar merced a Enrique Borneman relojero especialista que estudio pacientemente el mecanismo y las puso a marchar.
Es la iglesia considerada más popular de la ciudad de Buenos Aires.

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