Historia del barrio de Coghlan

En el mes de octubre de mil ochocientos ochenta y siete el presidente Miguel Juárez Celman le dio a Emilio Nouguier (esposo de Pepa Casares Martínez de Hoz) la concesión de un ramal ferroviario a edificar entre la estación Belgrano y el pueblo de Las Conchas, hoy día Tigre. Para materializar la compañía, Emilio Nouguier conformó la “Compañía Nacional de Trenes Pobladores” que, como primera medida, adquirió tierras en los lugares donde se edificarían las estaciones del nuevo ramal.

En mil ochocientos ochenta y ocho la Compañía adquiere treinta ha en lo que por entonces era el distrito de Belgrano. En esos terrenos brotará, años después, el distrito de Coghlan. En el mes de abril de mil ochocientos ochenta y nueve se comienzan las obras que, cara fines de ese año, quedan paralizadas por cuanto el directorio de la Compañía arguye contrariedades para conseguir créditos.
A consecuencia de estos inconvenientes “… se decide vender la concesión al Tren Buenos Aires y Rosario. Concretada esta se empieza (…) a trasferir las tierras por donde pasaría el ramal, preservando el sindicato para sí los predios lindantes a las estaciones a construirse. (…) La concesión del ramal, que se había concedido sin garantía del Estado, entre los artículos del contrato expresaba: Art. 50: La línea va a tener exactamente la misma trocha que la del Tren de la ciudad de Buenos Aires y Rosario. Art. 60: Los raíles van a ser de acero del peso de treinta y dos kg por metro lineal, y en un todo idénticos a la línea del Tren de la ciudad de Buenos Aires y Rosario. Por cuanto precede, resulta simple comprender que la pretensión de la Compañía Nacional de los Trenes Pobladores no era la de edificar el ramal, sino más bien la de precisar un genial negocio inmobiliario. Sin embargo se debe salvar que, como derivación de su activar comercial, brotaron nuevos centros de población: Coghlan y tangencialmente Saavedra Oeste en la Capital Federal y Florida y Bartolomé Mitre en él, por entonces, partido de San Isidro.” (Coghlan. Una estación, un barrio” (Alfredo Noceti – Emilio Bence. Instituto Histórico de la Cdad. de Bs. As.. Ed. dos mil. Pág. diecisiete).
El Tren de la ciudad de Buenos Aires y Rosario específica las obras y, el primero de febrero de mil ochocientos noventa y uno se inauguró la estación Coghlan.
La estación y el distrito deben su nombre a la memoria del ingeniero irlandés John Coghlan.
Una vez estrenada la estación Coghlan (cuando esto ocurrió radicaban en el sitio solo 2 vecinos: Tomás Lambruschini y José Sanguinetti, dueños de extensas quintas de verduras situadas sobre las presentes Congreso, las vías, Washington y Tamborini) la Compañía Nacional de los Trenes Pobladores se dedicó a lo único que verdaderamente le importaba: el loteo de las tierras que habían continuado en su poder y el negocio que derivaba de ello.
El primer remate se hace apenas un mes tras la apertura de la estación, el ocho de marzo de mil ochocientos noventa y uno. Las 5 primeras escrituras en el futuro distrito son para Simón Casaubón; Francisco Vidal; Ramón Antelo; José Antelo y Pablo Brousson. Ellos, conjuntamente con Lambruschini y Sanguinetti, son los vanguardistas de Coghlan.
En mil ochocientos noventa y tres, el intendente Federico Pinedo, dispuso a través de un decreto la construcción de un centro de salud, en la entonces Parroquia de Belgrano. Una abundante comisión, encargada de precisar el proyecto, lo acabó el veintiseis de agosto de mil ochocientos noventa y cuatro y el Presidente Luis Sáenz Peña y su esposa, fueron padrinos en la liturgia de la colocación de la piedra esencial de las obras. Cuando la construcción del nuevo centro de salud, se hallaba bastante adelantada, murió el ilustre médico doctor Ignacio Pirovano, resolviendo la Comisión ejecutora, bautizar con su nombre al nuevo nosocomio. Finalizada una gran parte de las obras, el veinticuatro de julio de mil ochocientos noventa y seis se inauguró oficialmente el “Centro de salud Pirovano”, siendo su primer directivo el doctor Arturo Billinghurst.
En mil novecientos veintiseis se amplió el centro de salud, al que se le añadió nuevas instalaciones para cubrir servicios en las próximas especialidades: urología, proctología, anatomía patológica, laboratorio y además de esto una nueva cocina. Desde ese momento, en Av. Monroe tres mil quinientos cincuenta y cinco, la esencial acción hospitalaria, se proyecta no solo a Coghlan sino más bien asimismo a los distritos vecinos.
El Censo Nacional de mil ochocientos noventa y cinco mostró que en Coghlan vivían doscientos sesenta y siete personas en cincuenta y cinco casas construidas cerca de la estación. El desarrollo del distrito se debió a la radicación de esenciales contingentes de inmigrantes, con una preeminencia de vascos franceses y no de ingleses como se acostumbra a imaginar.
Ordenanzas Municipales de mil novecientos sesenta y ocho y mil novecientos setenta y dos elevaron oficialmente a Coghlan a la categoría de distrito metropolitano. En la primera década del siglo veintiuno el distrito experimenta un bum inmobiliario, situándose nuevos emprendimientos inmobiliarios como el distrito Donado Holmberg.
En dos mil diez, en el contexto del programa “Pasión por Buenos Aires”, la obra Estación Coghlan, de la arquitecto Aniko Szabó -señalada mujer del arte y la cultura- fue escogida como distintivo de Coghlan. Conforme el vicepresidente de la Junta de Estudios Históricos de Coghlan, Agustín Gallego, esta obra “presenta notas de originalidad y calidad artística y consigue trasmitirnos sensaciones de añoranza de esa Buenos Aires que no deseamos olvidar.”

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