Con la llegada del frío, la alimentación y la hidratación se vuelven claves para cuidar la salud

Ante las primeras bajas de temperatura, especialistas recomiendan adaptar la dieta, reforzar el consumo de líquidos y mantener hábitos saludables para prevenir enfermedades y fortalecer el sistema inmunológico.

El descenso de las temperaturas trae consigo una serie de cambios en el organismo. El cuerpo demanda más energía para mantenerse caliente, el sistema inmune se ve desafiado por virus estacionales y, además, disminuye la sensación de sed, lo que puede afectar la hidratación. En este contexto, la alimentación y el consumo adecuado de líquidos se convierten en herramientas fundamentales para preservar la salud y atravesar el otoño y el invierno en buenas condiciones.

Alimentación de estación: aliada del bienestar

Una alimentación adecuada es la primera línea de defensa frente a los cambios del entorno. “El frío genera un aumento en la necesidad calórica del cuerpo, pero eso no significa recurrir a comidas pesadas o con exceso de grasas. Lo importante es elegir alimentos nutritivos que aporten energía de forma saludable”, explica la licenciada en nutrición Mariana López, especialista en salud comunitaria.

Entre los grupos de alimentos recomendados se encuentran:

  • Frutas y verduras de estación, como cítricos, batata, zapallo, zanahoria y espinaca, que aportan vitaminas A y C, esenciales para el sistema inmunológico.
  • Legumbres y cereales integrales, fuente de energía sostenida y fibra.
  • Carnes magras, huevos y lácteos, por su aporte de proteínas y minerales como hierro y zinc.
  • Frutos secos y semillas, ricos en grasas saludables y antioxidantes.

Preparaciones típicas de la estación como sopas, guisos caseros y verduras al horno no solo reconfortan, sino que pueden ser vehículos perfectos para incorporar estos nutrientes.

Hidratación: una prioridad silenciosa

A menudo olvidada durante el invierno, la hidratación es un aspecto fundamental del cuidado de la salud. “Aunque no tengamos sed, el cuerpo sigue necesitando agua para regular la temperatura, eliminar toxinas y mantener en buen estado órganos y tejidos”, señala la doctora Laura Pérez, médica clínica del Hospital General de Agudos.

En épocas de frío, el consumo de agua suele disminuir, lo que puede generar sequedad en la piel, fatiga, dificultad para concentrarse y una mayor susceptibilidad a enfermedades. Se recomienda:

  • Beber al menos 2 litros de líquidos por día, priorizando agua segura.
  • Incluir infusiones calientes sin azúcar, como té de hierbas o mate suave.
  • Incorporar caldos livianos caseros, especialmente en almuerzos y cenas.
  • Limitar el consumo de bebidas con cafeína o alto contenido de azúcar.

Otros cuidados necesarios

Además de una buena alimentación e hidratación, los especialistas recomiendan mantener ciertos hábitos preventivos:

  • Ventilar los ambientes diariamente para evitar la acumulación de virus.
  • Abrigarse en capas, cubriendo especialmente extremidades, cuello y cabeza.
  • Realizar actividad física de forma regular, incluso en casa.
  • Mantener el calendario de vacunación al día, incluyendo antigripal y antineumocócica en los grupos indicados.
  • Descansar bien y reducir el estrés, factores clave para sostener el sistema inmune.

La llegada del frío no tiene por qué asociarse con malestar o enfermedad. Una alimentación rica en nutrientes, una correcta hidratación y hábitos de cuidado cotidiano pueden marcar la diferencia. La clave está en escuchar al cuerpo, anticiparse a las necesidades de la nueva estación y adoptar rutinas que promuevan el bienestar integral.

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