Un acercamiento entre la gente y los medios de comunicación

Si el periodismo es un oficio o una profesión es una cuestión a debatir, pero que es un servicio cada vez más requerido no caben dudas, en tanto que los medios imponen la agenda informativa que la sociedad      debate y la introducen en la aventura cotidiana de la vida.
La tarea de discernir para llegar a la verdad es responsabilidad de cada lector, de cada oyente, de cada televidente y toda información que parece una verdad absoluta, a veces, se va desarmando o transformando hasta convertirse en otra información tan verdadera o no, que depende de cada ojo que la mire, de cada pluma que la escribe y de cada voz que se amplifica para ser escuchada.
Atraídos por el magnetismo de los medios de comunicación, muchos son los que se acercan con interés para cursar el Taller de Periodismo que se dicta en el Centro Cultural Boedo, pero solo unos pocos permanecen hasta el final de las clases porque a medida que se avanza en la práctica, el aprendizaje se torna dificultoso para muchos y apasionante para los que mantienen vivo el interés por aprende el oficio de la información.
A partir de una introducción donde se enseñan los conceptos básicos de la escritura periodística y el funcionamiento orgánico de un diario, de una radio y de un canal de televisión, los alumnos disfrutan cuando descubren por dentro cada uno de los medios de comunicación, sus propietarios, orígenes y tendencias.
El estilo de redacción periodística se alcanza con la práctica de la escritura y las permanentes correcciones del docente que al realizarlas en forma repetitiva debe ir logrando que cada alumno pueda plasmar en el papel una correcta redacción en la estructura.
La información cuando se la analiza desde el otro lado, es decir desde quien la escribe, permite observar un mundo con otra perspectiva y la responsabilidad que se nos impone ante el conocimiento de la verdad nos obliga a ser reflexivos y analíticos. Nadie puede escribir con su firma un relato basado en un rumor porque la mayoría de las veces los rumores están contaminados de imprecisiones que el periodista debe acostumbrarse a filtrar.
A partir de esta idea, cabe entender que los medios escritos son, indiscutiblemente, muchos más creíbles y responsables. La prensa diaria impone al lector la posibilidad de analizar en profundidad los hechos que fueron abordados por los medios audiovisuales de manera efímera y superficial, porque la inmediatez obliga a estos medios a lanzarse en una carrera competitiva contra el tiempo.