Música para los oídos: Alfredo Lepera

     Singular Poeta, injustamente olvidado, quizás oculto tras las páginas inmortales de Carlos Gardel, al que, sin embargo, lo enalteció no solo con sus letras tangueras sino también con los guiones que hizo de diversas películas, como “Cuesta Abajo”, “El Tango en Braodway”, “El día que me quieras”, “Tango Bar”.

Es de origen brasileño, ya que nació en San Pablo, Brasil, el 7 de Junio de 1900.    Empero, casi podríamos considerarlo Argentino, teniendo en cuenta que a los seis meses afincaban sus padres en Buenos Aires, muy cerca de nuestro Boedo, San Juan y Pichincha y sus estudios alcanzaron el cuarto año de medicina, mas su pasión por las letras lo llevó a trabajar en diversos periódicos, entre los cuales he rescatado “Última Hora”, “La Acción” y “El Telégrafo”, donde llegó a ser Jefe de la Sección Variedades.

Por ese entonces, Lepera amalgama una duradera amistad con Enrique Santos Discépolo.

Según una biografía que se inserta en “internet”, a raíz de una nota que construye sobre un joven cantor que interpretaba letras camperas, fue interpelado por el mismo, quien le manifiesta su disgusto.

Aquel cantor era Carlos Gardel y Lepera le habría dicho a nuestro zorzal criollo que era un comentario constructivo, una explicación que satisface a nuestro máximo exponente de la canción.

Lepera volvería a encontrarse con Carlos Gardel, casualmente, en los estudios de Paramount en Francia, posiblemente en 1931 en circunstancias en que don Carlos había sido tentado para la Cinematografía.

Ya no volverían a separarse.

La proximidad del Zorzal Criollo pareciera desperezar las venas poéticas de Alfredo Lepera.

Sus letras, vigentes por su colosal talento, le dan a don Carlos Gardel la oportunidad de dimensionar su voz y su esplendente salterio interpretativo, en una forma que me permite suponer que se habían unido para amalgamar las mas caras expresiones de nuestra música y de nuestro canto, perdurables en el tiempo.

Si, Carlos Gardel, cada día canta mejor.

Sí, Alfredo Lepera, cada día escribe mejor.

De sus letras, muchas de ellas magistrales en el espectro de su talento indesmentible, este viejo aprendiz de poeta se ha quedado con éstos versos que definen la esencia de la vida y de su mundo:

“…Si aquella boca mentía, el amor que me ofrecía, por aquellos ojos brujos, yo habría dado siempre más…”

Alfredo Lepera, yo te construyo esta página y deposito a tus pies la estola de mi fervor admirativo por tu poesía y por la enorme contribución para que, la estelar figura de don Carlos, nos siga interpretando tus canciones.

Te acuño este recuerdo de insomnios y compases, desde el pulso apresurado de un pálpito de bandoneón y el preludio cautivante de una mística guitarra que, desde el plinto de una silla de esterilla, está aguardando que sus cuerdas emocionen en los compases de “Sus ojos se cerraron”.