EL TIEMPO DE LA PIEL TOSTADA

Nuestro país es uno de los pocos en que, no solo las mujeres sino cada vez más los hombres, se estropean anualmente la piel para aparecer –según ellos- más saludables, con la piel oscura.

Para llegar al verano tostaditos, comienzan en esta época, con los primeros solcitos de primavera, a poblar parques, plazas y terrazas buscando recibir los dorados rayos. No hay límite de tiempo en la exposición ni horarios elegidos.
Y si por casualidad no tienen a mano esos lugares, en cualquier hora, la del almuerzo, o las de la noche, son utilizadas para “gozar” de las camas solares en negocios que comienzan a pulular por Buenos Aires. Boedo no podía escapar de la moda. Y está muy bien. Como en el caso del cigarrillo, o del cinturón de seguridad, o del casco para motociclistas, cada uno sabe la responsabilidad que le cabe.

En esto de los soles artificiales, es conveniente conocer existe una recomendación de la Organización Mundial de la Salud, que en 2005 señaló que “el uso de camas solares conlleva un riesgo de cáncer de piel” y aconseja “que ninguna persona menor de 18 años debía utilizarlas”.

En consonancia con ello, y en defensa de la salud pública de la población, con muy buen criterio la diputada Mirta Onega (Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, Bloque columna social), presentó a sus pares un proyecto de ley, aprobado el 1º de junio de 2006, por el cual se prohíbe la utilización de camas solares a menores de 18 años, exigiéndose a los establecimientos o locales que prestan este servicio que exhiban en lugar destacable un cartel informándolo.

El Estado debe cuidar a los menores, dicen los legisladores. Es que se ha comprobado que en los últimos 13 años creció notablemente el número de personas con tumores de piel. Y se ha visto que los enfermos son cada vez más jóvenes.