Este género de comestible se consigue forzando a los huesos a liberar la carne comible que todavía continúa pegada a ellos. El proceso se fundamenta en someter a las piezas óseas a una enorme presión mediante un tamiz, y de esta manera separar hueso de tejido.
Es una carne que comenzó a ser utilizada a fines de la década de mil novecientos sesenta, sobre todo para fabricar salchichas. En mil novecientos ochenta y dos se estableció que la pasta lograda era segura, si bien no se debía usar más de un veinte por ciento para realizar cualquier comestible.
El porcentaje obedece a que en ocasiones no es solo carne lo que se obtiene: asimismo restos de otros tejidos (cerebro, medula, etcétera). Por tal razón, en mil novecientos noventa y seis R. Unido estableció un control muy pormenorizado de esta clase de productos.
El brote de encefalopatía espongiforme bóvida (enfermedad de las vacas locas), y su posibilidad de contagio en humanos hizo que esta clase de proceso se vigile considerablemente más.