No es novedad que el tránsito en la Ciudad y en el país en general, es una pesadilla. Cotidianamente apreciamos el incumplimiento de diversas normas viales cuyas consecuencias, en numerosos casos, son la muerte ó graves lesiones para las víctimas: peatones ó conductores de otros vehículos. Situación que se complica aún más cuando se maneja bajo los efectos del cansancio, alcohol, etc.
En los últimos días, durante el fin de semana pasado, se produjo una seguidilla de accidentes que merecen la atención de quienes tienen poder de decisión, como para disponer a la brevedad posible, la puesta en marcha todas las medidas correctivas que sean necesarias.
En coincidencia con el recambio turístico, en menos de diecinueve horas se produjeron 12 muertes por choques de vehículos en diferentes rutas de la Argentina. Lamentable saldo, que se ha llevado familias, al comunicador Tomás Bulat y a un grupo de periodistas platenses. Desde ya, nuestras condolencias a las familias de las víctimas.
Lo cierto es que algunos compatriotas se caracterizan entre otros atributos, por transgredir cualquier tipo de reglamentación. Desde ese supuesto disfrute, que en el tránsito, significa perjudicar literalmente a terceros. Las Leyes de Tránsito, no son ni más ni menos que normas de convivencia, de allí que cuando no se cumplen, sus consecuencias suelen ser violentas y fatales.
Desde el Observatorio Vial Latinoamericano, Fabián Pons, señala que: “El control policial ubicado a los costados de una ruta, no resulta eficaz, comparado con el llamado servicio dinámico que se sitúa e interactúa dentro del mismo camino. Otros de los temas destacados por Pons, son el estado en que se encuentran los rodados y el otorgamiento de Licencias para Conducir, a quien no se encuentra capacitado.
En síntesis, la falta educación y cultura vial, falta de respeto a las normas, impunidad, construyen un escenário cotidiano donde el hombre, no es otra cosa que un lobo para su propio prójimo. Ya lo describía el filósofo Thomas Hobbes, en el Siglo XVII
Aprendimos, poco o casi nada
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