Ser Argentino es sinónimo de Buen vino. La mayoría de nosotros, ha disfrutado de un domingo en familia preparando un asadito, una charla con amigos, una picadita en algún bar, o una cena romántica, acompañado de una copa de un buen vino. No importa la ocasión… Siempre hay una buena excusa para saborearlo.
En Argentina, somos afortunados, y gracias a nuestros viñedos, tenemos gran variedad de vinos varietales. Hoy vamos a contarles un poquito más, acerca del vino Malbec.
La uva malbec es una uva de piel delgada y necesita más sol y calor que la cabernet sauvignon o merlot para madurar.
Mientras que las hectáreas de malbec van en declive en Francia, en Argentina se está convirtiendo en una “variedad nacional”, hasta el punto en que por sí misma es identificada con el vino argentino. La uva fue introducida por primera vez en la región a mediados del siglo XIX, cuando el gobernador provincial Domingo Faustino Sarmiento instó al ingeniero agrónomo francés Miguel Pouget a traerse esquejes de vides francesas desde la Quinta Normal en Chile a la Argentina. La malbec es plantada ampliamente en Argentina, donde produce un vino varietal suave y menos taínico que el de Cahors. Hay unas 38.486 hectáreas de malbec en Argentina, de las cuales 33.307 hectáreas (87%) están en Mendoza, aunque también son productoras las regiones de La Rioja, salta, san Juan, Catamarca, jujuy, la Pampa, Neuquén, Río Negro y Buenos Aires.
El vino de malbec argentino mejor valorado es el que se produce en grandes altitudes de Mendoza, en las regiones vinícolas de Luján de Cuyo y el valle de Uco. Estos distritos están localizados al pie de los Andes, entre los 800 y los 1500 metros de altitud.
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