En unas pocas cuadras de las Barrancas de Belgrano, el Distrito Chino enlaza la tradicional cultura del Asia oriental con la argentina.
Arco de acceso al Distrito Chino de la ciudad de Buenos Aires
En unas pocas manzanas de casas bajas, el Distrito Chino reúne una comunidad oriunda de diferentes lugares de aquella zona en los años noventa. Los locales de venta de productos procedentes de sus respectivos países y sus comidas exóticas son el primordial atrayente para porteños y turistas.
A lo largo de la semana, chinos continentales y de Taiwán, como coreanos, están al frente de sus negocios, en los que se pueden adquirir tanto sus coloridos faroles o bien sombrillas colorados y dorados como el mejor de los artículos de feng shui. Es el sitio conveniente para revolver y hallar algún artículo práctico, conveniente a nuestro gusto. Los primeros supermercados chinos brotaron allá para cubrir sus necesidades y después se transformaron en distribuidores de quienes sentían intriga por esas formas de cocinar y comer.
En la actualidad, en el campo han proliferado los restoranes y casas de comida que ofrecen platos orientales. Gran cantidad de comensales se dejan tentar por esas especialidades tanto en restaurants organizados como por la calle.
En pleno verano, se celebra el Año Nuevo Chino y entonces la comunidad comparte sus celebraciones callejeras. Se multiplican los puestos que ofrecen comida veloz y se ha trasladado una parte de la celebración a la plaza de las Barrancas de Belgrano por la cantidad de gente que se reúne.
A lo largo de los fines de semana el ritmo de las calles Arribeños, Mendoza o bien Montañeses se ve aumentado. Solo hay que hallar el conocido Arco Chino sobre calle Arribeños y conocer un tanto más esta cultura milenaria que se muestra abierta a todos.
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