Hoy hablamos de Julián Centeya

El 26 de julio de 1974, día en que se cumplían 32 años de la muerte de Roberto Arlt y 22 años de la muerte de Eva Perón, se nos fue para el barrio de donde no se vuelve el hombre gris de Buenos Aires Amleto Vergiatti mas conocido como Julián Centeya.
Había nacido en Italia, allá por 1910, en el pueblo de Borgotaro, en la provincia de Parma, la última ciudad -recordaba él- que se rindió al fascismo. Mi viejo -recuerda Julián- Carlos Vergiatti, era periodista; trabajaba en el diario socialista “Avanti”, del cual era jefe de redacción Benito Musolini, quien andaba en amores con una rusa Angélica Balavanof.
Después de la marcha sobre Roma, 1920, la represión se descargó sobre la izquierda en Italia y el exilio se ofreció como única posibilidad de subsistir. Mi viejo tuvo que venirse como refugiado político con mi vieja, mis dos hermanas, yo y un perro que llamábamos Pri Pri. Y al mentar a su viejo, Julián se amasija en el recuerdo, como reclamando la posibilidad de volver a verlo, siquiera un minuto, como antes.

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