El Conventillo de la Paloma

El barrio de Villa Crespo, gracias a la iniciativa del Intendente de su mismo nombre (Don Antonio Crespo) que propuso la radicación de la industria del cuero al final del siglo 19 y comienzos del 20. Hecho que significó el éxito económico de la zona y la absorción de la gran oferta de mano de obra operaria disponible formada por la gran inmigración internacional (que dobló a la población autóctona), sumada a los porteños e inmigrantes del interior del país que buscaban su insersión en la nueva clase económica en formación.

En 1886 se radica la fábrica denominada “La Nacional de Calzados” ubicada en la calle Murillo, que aún hoy conserva su imponente fachada.
Como la cantidad de operarios de la fábrica era muy grande y el transporte era caro para esa clase trabajadora, los dueños de la empresa concibieron crear viviendas cercanas a la misma. A tal efecto el gerente de “La Nacional”, Salvador Benedit, encargó la construcción de una casa para vivienda de sus empleados y sus familias. Así nace el Conventillo de la Paloma, que entonces se llamaba “El Nacional”. Con ingreso por la calle Serrano al100 y también por Thames, a la misma altura, ya que la construcción se extendía a los 100 metros de la manzana. La construcción contaba con un patio lateral y ciento doce habitaciones con una cocina agregada en su frente. Los cuartos estaban ubicados a lo largo de dos pasillos angostos en la planta baja y una planta alta a la que se accedía por escaleras. Tenía también un patio lateral, pero las condiciones sanitarias y de hacinamiento eran graves.
Se cambia el nombre “del Nacional” por el de Conventillo de la Paloma, porque según se cuenta en anecdotario del barrio de Villa Crespo, una inquilina muy bella y con un vestido blanco descendía por las escaleras, significando para aquellos operarios cansados del trabajo diario el mejor espectáculo para su esparcimiento, llamándole la Paloma. Tal mujer y tal vestido hicieron que el lugar se denominara El Conventillo de la Paloma para siempre. Este personaje es el que rescata Don Alberto Vacarezza y recrea en su gran sainete (teatro popular) estrenado en 1929. Vacarezza nace en Buenos Aires el 1º de abril de 1888 y muere en la misma el 6 de agosto de 1959. Su obra es muy prolífica en el arte del teatro, obras casi todas signadas por el éxito. Entre otras, el grueso de su producción está compuesto por más de 120 sainetes, donde se convierte en el más exitoso de este estilo, por ser el que mejor plasma la vida en los conventillos (vivienda colectiva), donde porteños, inmigrantes y provincianos se fusionaron y dieron como resultante el carácter porteño, con influencia directa sobre el idioma y nuestra música popular, el tango.

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