La arquitectura de la Ciudad

Durante su historia, la ciudad fue escenario de legendarios proyectos periodísticos, que no solo ejercitaron el rol de informar diariamente a la opinión pública, asimismo vieron la ocasión de cristalizarse en obras arquitectónicas que el día de hoy forman una parte del paisaje turístico y cultural de los porteños.

El Día del Cronista brinda una genial disculpa para efectuar un recorrido visual y también histórico por ciertos edificios que cobijaron, por años, el trabajo de miles y miles de profesionales de prensa y radiodifusión de la ciudad de la ciudad de Buenos Aires.

El palacio de Botana
El diario Crítica, fundado por Natalio Botana en mil novecientos trece, fue vanguardista del periodismo de masas en la Argentina y se lo recuerda como una auténtica escuela para decenas y decenas de articulistas y editores.

Inspirado en las producciones sensacionalistas de Hearst y Pullitzer, Crítica desarrolló en el campo local un periodismo que supo apresar a la opinión pública a través de grandes titulares, recursos visuales y legendarias crónicas costumbristas o bien policiales.

De estilo moderno y art decó, la edificación de este mítico periódico de la Av. de Mayo fue desarrollado por los arquitectos húngaros Andrés y Jorge Kalnay (exactamente los mismos de La Cervecería Munich, de Costanera Sur) y fue estrenado en el mes de septiembre mil novecientos veintisiete. Hoy día marcha en la locación la Superintendencia de la Policía Federal.

Botana murió tras un accidente automovilístico en Jujuy en 1941; los canillitas del diario, apenados, cargaron su ataúd desde la edificación hasta la Recoleta.

Edificio del diario La Prensa
Su sirena fue instalada para anunciar los sucesos mundiales más esenciales y sonó por vez primera el veintisiete de julio de mil novecientos tras el homicidio del rey Humberto I de Italia. Con diseño parisino, la edificación fue estrenado el cinco de diciembre de mil ochocientos noventa y ocho en una aún flamante Avenida de Mayo que fascinaba a los porteños con su cafés y su activa vida rutinaria.El proyecto de la testera fue desarrollado en Francia y amoldado por los ingenieros locales Carlos Agote y Alberto Gainza.

Si pasea por Av. de Mayo quinientos setenta y cinco, deténgase y mire arriba: sobre el reloj forjado por Garnier, se levanta una farola y una escultura de 3 mil kilogramos que representa, como es natural, al periodismo.

Estilo neocolonial
El diario La Nación empezó su publicación en mil ochocientos setenta bajo la dirección de Bartolomé Mitre y en sus primeros años fue publicado en la propia casa del ex- presidente, el día de hoy Museo Mitre, situado en San Martín trescientos treinta y seis. Una segunda sede fue una construcción de estilo italiana erigida al lado de la casa del líder.En mil novecientos veintinueve, una nueva sucursal se inauguró en la dirección Florida trescientos setenta y tres, en el que el día de hoy marcha una cadena comercial; su autor fue el arquitecto técnico Estanislao Pirovano y le imprimió a la edificación una testera con un pintoresco diseño neocolonial de España.

Florida era entonces la arteria más recorrida del centro porteño; era una costumbre rutinaria pararse frente al edificio de La Nación y leer las noticias que, en tiempo real, eran escritas a mano en unas extensas pizarras cara la calle.

Radio El Mundo
La edificación en el que el día de hoy marcha Radio Nacional fue desde su inauguración en mil novecientos treinta y cinco el espacio en el que funcionó la legendaria LR1 Radio El Mundo, propiedad de la Editorial Haynes, que asimismo editaba el diario homónimo.

Considerada la BBC de la ciudad de Buenos Aires, su construcción, en Maipú quinientos cincuenta y cinco, patentiza el fuerte impulso económico y cultural que tuvo la radiodifusión argentina en la década del ´30.

Con una arquitectura amoldada a las múltiples transmisiones y actuaciones que se efectuaban en vivo en sus estudios, y que eran visitadas por miles y miles de oyentes a lo largo de la temporada de oro de la radio, la programación de El Planeta se caracterizó por un estilo más refinado y competía cabeza a cabeza con la masiva LR3 Radio Belgrano, de Jaime Yankelevich.

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