El historiador porteño

El  historiador porteño es de data reciente, aunque la actividad de historiar sea tan vieja como el hombre o, al menos, como la de la escritura.

Historiar es ahondar en el pasado y registrarlo, sabiendo que no es lo mismo contar historias que reconstruirlas.
Ser historiador implica memoria y reflexión. Pero, un historiador bebe, también, ser un buen escritor, y Enrique Horacio Puccia lo era. Él realizaba sus trabajos no sólo con gran profusión de datos expuestos con método, sino, además, con una prosa pulcra que nos facilita la lectura, otorgándonos ese placer que siempre experimentamos ante lo que, por encima de su utilidad, es estéticamente bello.
En sus libros, no sólo podemos encontrar crónica viva, sino, también, frescura estilística y calidad literaria. El abanico de temas que se abre en cada uno de ellos para caracterizar la vida porteña es amplio y asombroso.
Los suyos, son libros para ser leídos con fruición, retrotrayéndonos a un pasado que, a través de sus palabras, parece estar ahí nomás, en una lejanía apenas de ayer. Transportarnos al “Tiempo de Villoldo” o introducirnos en la historia de Barracas, desde sus singularidades, sus secretos y las vidas de sus gentes, nos permite iniciar un recorrido por nuestra historia desde su trama más íntima y reveladora. En su condición de lírico e historiador, su inquietud fecunda ha estado asociada siempre a la dilucidación de la historia de una ciudad a la que ha demostrado amar entrañablemente.
Sentimiento y conducta que conmueven e inspiran.

 

También podría gustarte Más del autor

Los comentarios están cerrados.