¿Delincuencia y falta de educación?

Al  parecer el estado considera que la delincuencia juvenil tiene sus raíces en la falta de educación y oportunidades laborales. Un llamativo caso sucedido en Barrio Norte de la Ciudad instaló la polémica. Los detalles.

 

Un hecho ocurrido hace casi un mes llamo la atención de los vecinos y fue el eje de la discusión social respecto a la falta de educación y oportunidades.

Un joven de 22 años con apariencia humilde y desarreglada caminaba por las calles Quirno Costa y Lucio Mansilla, uno de los barrios más lujosos de la Ciudad.

Su intención no era conocer los lujos de las calles, los grandes edificios ni la forma de sus basílicas sino robar.

Dicen que la ocasión hace al ladrón y fue la oportunidad de ver un celular al alcance fácil lo que hizo al joven intentar apropiarse del mismo y por ello delinquir.

Las necesidades económicas, la falta de comunicación en las familias, el aumento progresivo de las drogas y el alcohol en generaciones cada vez más jóvenes hacen que la delincuencia se dé en jóvenes cada vez más jóvenes, valga la redundancia.

Así viendo la situación social, los orígenes del muchacho su testimonio y vivencias además del poco valor del objeto que intento sustraer, sin que ello implique una resta en la caratula robo, el juez a cargo dictamino un castigo ejemplar.

“El acusado es producto de su entorno, mientras espera el juicio deberá terminar la secundaria” son más o menos las pablaras que dictamino el juez de instrucción 61, Walter Candela en el marco del procedimiento como tentativa de robo.

Mientras el acusado finalice sus estudios secundarios, el juicio será suspendido, informaron fuentes judiciales.

La damnificada fue una joven que salía de un boliche bailable de la zona a las 6,55 de la mañana. Fue entonces que el acusado la siguió hasta interceptarla y, con la excusa de querer pasarle su número de celular, aprovechó que ella sacó su teléfono y se lo arrebató, para luego huir por la calle Quirno Costa y doblar en Mansilla.

Inmediatamente la victima comenzó a perseguirlo a los gritos cuando un oficial de la Policía de la Ciudad advirtió lo sucedido y tras unas cuadras de gritos, corridas y escándalos el supuesto ladrón arroja el celular a la vía  pública y es detenido unas cuadras después, justo en Mansilla al 2600.

El procedimiento siguió el protocolo  y la audiencia prevista por la ley 27,272 de fragancia en el juzgado con la caratula robo simple en grado de tentativa.

 

En dicha audiencia, el abogado defensor solicitó la excarcelación de su defendido -que fue concedida- y la suspensión del juicio a prueba por el término de un año.

Además, el joven se ofreció a pagar 400 pesos en concepto de reparación del celular y realizar tareas comunitarias para la fundación Cáritas.

Sin embargo, la auxiliar fiscal María Garello, de la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional 61, sostuvo que la “probation” debía concederse por un término de dos años y que debían reemplazarse las tareas comunitarias por la obligación para el imputado de terminar el colegio secundario, decisión que finalmente fue avalada por el juez Candela.

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